Índices para conocer la salud financiera de la farmacia

Saber el tipo de usuario, los ingresos y los gastos y si el negocio pierde dinero o no lo tiene son marcadores que se deben analizar para tomar decisiones.

Los gastos generados por un préstamo pueden acabar por ahogar la rentabilidad de una oficina de farmacia con escasos márgenes. Ilustración: GABRIEL SANZ

Las oficinas de farmacia son la entrada al Sistema Nacional de Salud de muchas personas. A través de ellas se ofrecen múltiples servicios asistenciales que ayudan tanto en la detección de nuevas patologías como en el manejo y seguimiento de enfermedades crónicas y del envejecimiento y aportan información sobre hábitos saludables. Pero, aparte de todo esto, no hay que olvidar que las farmacias son un negocio.

Los farmacéuticos que las regentan, además de ofrecer todos estos servicios, están obligados a conseguir una rentabilidad que les permita mantenerlas abiertas. Por ese motivo, una de las ponencias que ha tenido lugar en Infarma a cargo de Fernando Campa Planas, profesor del Departamento de Gestión de Empresas y director de la Cátedra de Creación de Empresas de la Universidad Rovira i Virgili, de Tarragona, se ha centrado en ofrecer algunos índices que puedan ayudar a los farmacéuticos a conocer cuál es la salud financiera de su botica.

«Es fundamental conocer la salud financiera de la farmacia para entender cuál es su sostenibilidad real. Solo en base a este conocimiento es posible tomar decisiones importantes de futuro que sirvan para comprender si es una buena idea hipotecarse para crecer o si, por el contrario, esto puede acabar suponiendo un problema insalvable», comenta Campa Planas a este periódico.

Conocer el negocio

Lo primero que hay que hacer es preguntarse si el farmacéutico conoce o no su negocio. Aquí deben tener claras cuestiones como, por ejemplo, cuál es el tipo de usuario que atiende o cuáles son los ingresos y los gastos que se generan o los impuestos y márgenes de beneficio con los que trabaja. Cuantos más datos disponga el titular sobre su negocio, más fácil le será poder tomar después decisiones estratégicas que definan la hoja de ruta de su empresa.

«También es un índice clave conocer si la oficina de farmacia pierde dinero o el problema es que no lo tiene, que son dos cosas muy diferentes», aclara Campa Planas. Pero esto debe hacerse desde el punto de vista económico; es decir, como diferencia entre los ingresos y gastos, lo cual no quiere decir que desde el punto de vista financiero tengas suficiente liquidez o tesorería, porque, a veces, los ingresos o los gastos tienen plazos de cobro y pago posteriores a la elaboración de la cuenta de resultados.

¿Es bueno endeudarse?

«Con esto claro podemos responder a una tercera cuestión que muchas veces se plantean los farmacéuticos: ¿es buena decisión endeudarse para crecer o incluso mantener el negocio?«, plantea el experto. Y es que, en determinados casos, puede suceder que el farmacéutico se encuentre que no dispone de efectivo para realizar determinadas inversiones y se plantee la necesidad de pedir un préstamo. Solo conociendo la rentabilidad del negocio es posible determinar si esta será una buena decisión o no, ya que los gastos generados del préstamo pueden acabar por ahogar la rentabilidad de una oficina de farmacia con escasos márgenes.

Otro índice que se debe manejar, según el ponente del congreso de Barcelona, es el nivel de existencias de la farmacia. «¿Es mejor para la rentabilidad que el nivel de existencias sea menor, lo que quiere decir que se está vendiendo casi todo lo que se compra?», se plantea el profesor de la Universidad Rovira i Virgili. Esto no siempre tiene una respuesta sencilla, ya que en determinados casos una compra de gran volumen puede significar mejores márgenes de beneficio y esto en productos de larga duración no tiene por qué ser negativo.

Campa Planas también plantea otras dos cuestiones esenciales. “Hay farmacéuticos que aseguran que solo quieren productos de venta libre, ya que piensan que, de lo contrario, les baja el margen de beneficios”, plantea. Aunque esta sea una interpretación básica, no siempre se adecúa a la realidad y dependerá del tipo de oficina de farmacia. También expone otra situación y es creer que hay que hacer inversiones para no tener que pagar después impuestos, algo que no es cierto, ya que, aunque se haga dicha inversión, tarde o temprano, al final, se terminarán pagando estos impuestos.

«Todo esto es importante conocerlo porque, aunque una oficina de farmacia vaya bien, siempre hay margen de mejora y esto es algo en lo que influye mucho la coyuntura de cada caso particular», afirma Campa Planas, que incide, así, en la necesidad de conocer pormenorizadamente cada uno de los indicadores de la salud financiera del negocio.

Falta formación

La preparación académica de los farmacéuticos en España se ha centrado desde siempre en una formación centrada, sobre todo, en los conocimientos más competenciales de la profesión. Sin embargo, a juicio del ponente, se presta poca atención a cuestiones como los conocimientos financieros. «Esto no es algo exclusivo de la carrera de Farmacia, sino que, generalmente, se da en muchas carreras técnicas en las que no hay una visión empresarial», comenta Campa Planas. Es más, a su juicio, existe en el país una gran carencia de cultura financiera.

Según Campa Planas, la formación de los farmacéuticos españoles se ha centrado poco en los conocimientos financieros y económicos

Por todo ello, y conscientes de esta necesidad de formación, desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de Barcelona se lleva impartiendo desde hace ya muchos años un máster de gestión de farmacia, en el que Campa Planas es uno de los responsables del módulo de finanzas. «En este máster me he encontrado, fundamentalmente, con dos perfiles: el que tiene ya ciertos conocimientos y realiza esta formación porque quieren corroborarlos, y el que quiere saber más de finanzas porque es consciente de que es algo importante para su oficina. Este segundo perfil es el que me causa más satisfacción», confiesa.

Salvar la competencia

Analizando con el experto el tipo de competencia a la que tiene que hacer frente la farmacia, Campa Planas se centra en los productos de venta libre, que no son exclusivos de la botica, como sí lo son los medicamentos, y que se pueden encontrar en otros canales de distribución. «Aquí las farmacias sí que tienen una importante competencia y lo tienen desde hace ya muchos años. Son productos que se pueden vender también en grandes superficies y supermercados o en tiendas especializadas en cosmética y, más recientemente, a través de internet», recuerda Campa Planas, quien señala que este tipo de productos tiene un impacto mayor en algunas farmacias que en otras, dependiendo mucho de su situación y del tipo de usuario que tenga.

En esta categoría, sin embargo, y a pesar de la competencia que pueda existir desde muchos otros sectores, el experto señala que hay un hecho diferencial que aporta mucho más valor a la farmacia y que puede suponer un punto trascendental para la decisión de compra del usuario: el consejo profesional. “En la farmacia es posible un asesoramiento más profesional para el uso de este tipo de productos. Esto es algo que los otros competidores no pueden ofrecer y los farmacéuticos son muy conscientes y tienen muy interiorizado este mensaje”, reconoce.

Herramientas de gestión

Sin embargo, aunque cuentan con esta ventaja, es útil manejar herramientas de gestión, sobre todo, cuando necesitamos mejorar el margen de beneficio que se consigue con la venta de los productos y la rentabilidad. Actualmente, existen múltiples herramientas informáticas que confeccionan automáticamente el balance de situación, uno de los elementos más importantes para analizar el patrimonio de la oficina de farmacia. Asimismo, hay aplicaciones que ayudan a optimizar el stock, a controlar las facturas y albaranes, así como a cuadrar la tesorería, todo ello con el objetivo de maximizar los márgenes. Asimismo, en los paquetes informáticos se incluyen sistemas automatizados de revisión de productos y casi todos ofrecen la posibilidad de llevar un control de devoluciones o un registro de faltas, tramitar pedidos de reposición, revisar el histórico de ventas, consultar los movimientos diarios o gestionar las recetas por bloques.

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