En las grandes ciudades o capitales de interior se trata de la fecha ideal para ejecutar esos cambios que no se pueden hacer durante el curso por el volumen de actividad.
Hay tareas pendientes, proyectos o ideas que siempre se van retrasando al no encontrar un momento idóneo para desarrollarlos. Pues el verano, y en especial el mes de agosto, suele ser una buena época para afrontar esos retos en forma de reforma en la oficina de farmacia. Eso sí, la clave es saber compatibilizar la obra con la atención y que no se resienta la facturación.
Lo primero que hay que tener claro es qué hacer en la reforma. “Si ya hemos decidido hacer los cambios hay que ver cuánto nos va a costar y qué queremos transmitir con la farmacia”, explica Juan Carlos Serra, especialista en gestión de oficinas de farmacia, que pone de manifiesto que el verano suele ser la mejor época para hacer estas obras en las farmacias de las grandes ciudades y en aquellas que no estén en zonas turísticas o de playa. En esta misma línea se pronuncia Miguel de la Rosa, director comercial de Tecnyfarma, el mismo que explica que agosto es el mes más elegido para hacer reformas. “De media suelen ser unas dos semanas en agosto. En la primera semana desmontas y cambias y en la segunda ya colocas lo nuevo y lo dejas todo listo”, describe el director comercial de Tecnyfarma.
Una vez que se pone en marcha la maquinaria, es determinante buscar el cuándo hacer la reforma. “Hay que hacer un análisis de cuándo tenemos más baja la actividad por días, semanas, meses…”, añade Serra.
Lo que más se suele hace en estas reformas veraniegas son mejoras en la fachada, accesos como rampas y zona de público, que son actuaciones que durante el resto del año son más complicadas por el elevado nivel de actividad, expone De la Rosa.
¿Cerrar o no cerrar durante la reforma?
Es una de las preguntas que más se repiten los titulares de farmacia cuando tienen que afrontar una reforma. “Yo diría siempre no cerrar. Ya no es solo la facturación que puedes perder, sino que te expones a que ese cliente vaya a otra farmacia y se quede allí”, argumenta Juan Carlos Serra.
En este sentido, Miguel de la Rosa expone que en el 90% de las reformas que llevan a cabo son sin cierre de la farmacia. “Nosotros buscamos dividir la obra por fases y que se compatibilice con la atención al cliente. Solo en algunos casos extraordinarios, en los que hay que hacer muchos movimientos, pactamos con el titular un cierre de dos días que no tengan mucha actividad”, añade.
Otro de los puntos que hay que valorar detenidamente en estas reformas veraniegas es que agosto es el mes vacacional por excelencia y muchas empresas cierran, algo que afecta a proveedores y gremios implicados. “Siempre se lo decimos mucho a los clientes. Si quieren hacer la obra en agosto, en marzo tienen que tener claro qué quieren para pedirlo, fabricarlo y que esté listo en junio o julio. En agosto hay muchos problemas para que te sirvan o te fabriquen”, alerta Miguel de la Rosa. Es habitual que titulares que deciden planificar la reforma en mayo o junio tengan que esperarse al siguiente verano para poder ejecutar la obra en agosto.
Un render para involucrar a la clientela
Juan Carlos Serra propone como consejo a la hora de hacer cualquier reforma poner un render o una maqueta de cómo va a quedar la farmacia después de que se concluya la reforma. “Con esta iniciativa involucramos al cliente, que está sufriendo las molestias de la obra, pero es por una buena causa que es lo bien que va a quedar todo”, indica.
En esta acción de involucrar a la clientela se puede poner un mural de dos metros de alto y dos de ancho con el dibujo de cómo quedará la farmacia, aconseja Juan Carlos Serra. “De este modo les hacemos partícipes a los clientes de la reforma”, insiste.
Esa máxima de que las reformas tienen que llegar cuando menos se moleste tiene respuesta en la farmacia y es agosto. Así, cuando el cliente regrese de vacaciones se sorprenderá con el nuevo look de la farmacia.