Plataformas o ‘riders’ propios, las dos opciones de la farmacia para ofrecer el ‘quick-commerce’

Por: Alejandro Segalás | Salamanca

En el ámbito de la parafarmacia y la no prescripción, la botica puede tener cada vez más protagonismo en este tipo de venta ‘on line’.

Los riders actúan como falsos autónomos, cuando, en realidad, forman parte de una empresa. Foto: DREAMSTIME

a sociedad va cada vez más rápido en todos los ámbitos y el comercio ha experimentado en los últimos años una tendencia de compra on line vertiginosa, que requiere de un plazo de entrega de minutos y se le conoce como quick-commerce. Este nuevo modelo de negocio es lo que demanda la sociedad y la oficina de farmacia puede unirse para hacer llegar lo antes posible sus productos de parafarmacia y medicamentos de no prescripción.

«La farmacia, independientemente de su tamaño, debe sumarse al quick-commerce,  pues con este servicio se diferenciará de la competencia», explica Paloma Sastrón, CEO de Starfarma, que matiza que «muchas veces las farmacias pequeñas piensan que este tipo de iniciativas o proyectos son solo para las oficinas más grandes y no es así. Cada uno puede hacerlo a su manera y con su volumen de trabajo».

Las dos opciones que le aparecen al titular de la farmacia para sumarse al quick-commerce es adherirse a una plataforma y pagar por aprovecharse de la red de reparto o hacer algo más localizado con sus propios repartidores. «Puedes dedicar a alguien de tu equipo a que se encargue de este servicio en una zona cercana a la oficina de farmacia para llegar lo antes posible a las casas de nuestros clientes o darte de alta en estas plataformas, pero personalizando tus bolsas o metiendo un díptico con los servicios que ofrece tu farmacia», expone Juan Carlos Serra, especialista en marketing farmacéutico.

Chema Lamirán, director del Máster en Marketing Digital de la Universidad Europea de Valencia, tiene claro que el concepto de quick-commerce y la farmacia casan a la perfección. «El carácter de la farmacia de inmediatez encaja muy bien en el quick-commerce y es una oportunidad para poder ofrecer esos productos sin receta que busca un consumidor joven, que es muy interesante para el farmacéutico”, argumenta Lamirán.

¿Qué plataformas trabajan con farmacia?

Glovo, Uber y Just Eat, conocidos como plataformas de quick commerce, han establecido una colaboración con las farmacias españolas para la dispensación de productos de parafarmacia solicitados por los clientes a través de sus plataformas, según recoge el Informe de los Nuevos Modelos de Venta de Parafarmacia On line, de Luda Partners.

Este tipo de plataformas trabajan amparándose en el concepto contrato de mandato, explica Blanca de Eugenio, gerente de Orbaneja Abogados. «Yo te encargo recoger algo en mi nombre y traérmelo», especifica.

La dispensación por ley es en la oficina de farmacia

Si el farmacéutico decide lanzarse al quick-commerce por su cuenta y quiere contratar a un repartidor o rider debe ser consciente de las peculiaridades legales que entraña esta figura y fijarse bien en la normativa. “La Ley de Ordenación Farmacéutica exige que los productos se dispensen desde la oficina de farmacia”, explica De Eugenio, la misma que indica que «muchas farmacias reparten a domicilio, pero, en realidad, con las leyes de ordenación farmacéutica de cualquier comunidad no se podría, aunque hay varias comunidades que están a punto de modificar su ley o algunas como Madrid lo acaban de hacer», apuntala la gerente de Orbaneja Abogados.

«Las farmacias más legalistas se quejan de que el quick-commerce es un servicio que la gente demanda o va a demandar cada vez más y ellos no pueden ofrecerlo si cumplen la ley, debido a que si están dos solos en la farmacia uno tendría que salir a entregar el pedido”, describe De Eugenio. Hay que especificar que los productos sin receta sí pueden ser transportados por repartidores de la farmacia al domicilio del usuario.

Por último, hay que tener en cuenta la actual situación de los rider. «A nivel laboral los rider se están considerando como falsos autónomos, pero, en verdad, ellos no son dueños de nada, sino que forman parte de empresas y, por tanto, deberían estar asalariados y la mayor parte de las veces no lo están», remarca Blanca de Eugenio.

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